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La concepción de la isla Simetría se remonta al año 2007. Por entonces, Darío Vilas acababa de finalizar su primer proyecto de antología colectiva, titulada 11, que llegó a editar El País Literario, aunque nunca se puso a la venta debido a que la crisis económica empezaba a mostrar sus primeros síntomas y el sello estaba en una situación delicada. Se imprimió una edición de cien ejemplares que se repartieron entre los once autores que conformaban el tomo.

 

Lejos de desmoralizarse, el mismo grupo de autores comenzó a trabajar en el siguiente proyecto; una nueva antología en la que esta vez todos los relatos tendrían que estar ambientados en un mismo lugar, un paraje ficticio al que fueron dando forma entre esos once escritores y cuatro más que se unieron a la causa. Así nació la isla Simetría, aunque su trazo todavía era demasiado grueso.

 

Se fijaron unas premisas y un plazo de entrega para que los autores enviasen los primeros borradores de sus relatos en Simetría. Pero el tiempo fue pasando y, debido a las obligaciones de cada cual, el proyecto quedó aparcado.

 

Para entonces, casi año y medio después, Rafa Rubio y Darío Vilas habían juntado ya unos cuantos textos a los que decidieron dar forma definitivamente y, tras intentar revivir el proyecto de forma infructuosa, decidieron lanzarlo por su cuenta en un pequeño tomo titulado Imperfecta Simetría (Círculo Rojo, 2009), en el que quedaba ya definida la indiosincrasia de la isla.

 

En octubre de 2009 se publicó la breve antología, naciendo así Simetría tal y como la conocemos hoy día.

 

De forma paralela, el escritor Javier Pellicer daba vida a la novela corta La sombra de la Luna, en la que Simetría pasaba a llamarse Amalgama y adquiría una identidad propia y diferente a la creación de Vilas y Rubio.

 

A finales de 2009, Darío Vilas comenzó a trabajar en otro relato, “Piezas desequilibradas”, que recuperaba a su personaje fetiche de la antología, Marquitos Laguna, y que vería la luz en su primer libro en solitario, de título homónimo, a principios de 2011, bajo el sello 23 Escalones. Inicialmente, el destino de este relato era un libro-disco compartido con otros escritores y músicos, en el que Juan C. Rial (Ucantdothattome) aportaba un tema titulado “Darkness” como complemento al relato de Vilas. Ese libro-disco también se cancelaría, al no encontrar un sello que asumiera los elevados costes de producción.

 

La consagración definitiva de Simetría como ciudad con entidad propia dentro de la literatura nacional llegaría a finales de 2012, cuando Darío Vilas firmó el contrato con Tyrannosaurus Books para la publicación de El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas, la primera novela ambientada íntegramente en la isla.

 

Como no podía ser de otra forma, en paralelo se desarrollaba el proyecto Girando en Simetría, en el que a Rafa Rubio y Darío Vilas se unían José Luis Cantos e Ignacio Cid Hermoso para conformar la que el grupo de escritores considera la mejor antología de relatos compartida en la que participaron hasta la fecha, y que todavía permanece inédita.

 

En la actualidad, José Luis Cantos acaba de finalizar la segunda novela que se desarrolla en Simetría, bajo el título provisional Telaraña, y coordina un nuevo grupo de autores, entre los que ya no están Darío Vilas e Ignacio Cid Hermoso, para llevar a cabo otro proyecto colectivo que ofrecerá visiones de la isla desde diversos prismas.

 

Y Simetría continúa creciendo de forma imparable.

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